martes, 30 de diciembre de 2008

LOS CRUCIFICADOS (I): EL AMOR POR LA VIDA REAL


Resumiendo mucho (y mal), se puede sacar una sencilla ecuación por la que entender facilmente el amor: felicidad y tristeza a partes iguales. Repito: se llega a esta fórmula si se resume mucho (y mal).

Esta entrada aborda la felicidad. Para otra fecha queda pendiente la tristeza.

No puedo olvidar cómo descubrí la pasión y el amor; el amor por la VIDA REAL.

Cuando ya pensaba que mi existencia terminaba en aquellas tardes de viernes sentado frente a las puertas del Alonso, apareció ante mí una nueva galaxia secreta. Me puse entonces en la piel de un explorador y me preparé para ser el pionero de algo grande; muy grande.

Enfrente tenía un resplandor intenso que parecía desprender, por fin, realidad, vida, pasión y amor. Despertaba de un letargo particular que duró hasta el primer curso del instituto, con las ganas de ser participe de aquel secreto, de aquel oásis de excitación.

Revisando una estantería de discos en casa de unos familiares apareció una portada negra con grandes letras rojas y el nombre del grupo en una esquina con estilo old english. De esa forma tan aparentemente sencilla cambió mi vida para siempre.

Llevé el disco a casa de mis padres y allí, en su plato, desgrané una a una todas las canciones del "Oi!" de Decibelios. El segundo acercamiento a la nueva galaxia, también desde esa misma estantería, fue "Caldo de Pollo".

El mayor impacto estaba aún por llegar y fue el que me hizo entender que aquel planeta en el que estaba aterrizando no sólo era consistente a través de la música, sino basicamente por una manera de entender la vida.

Una cassette puede bastar para comprender que uno no desea una vida ordinaria y anodina. Una cassette puede bastar para decidir que se quieren hacer cosas importantes. Una cassette puede bastar para mirar hacía rumbos inusuales fuera de lo establecido. Y a mí todo eso me lo enseñó el "Dance Craze" de la 2Tone.

Esa sí fue la gran explosión de mi alma. Un sonido único, una estética brillante, una actitud contraria a todo lo impuesto, un reducto de inteligencia underground. Exclusividad, individualismo, rabia, movimiento perpétuo, dinamismo.Ya había comenzado mi senda en aquella escena, y estaba claro que no tenía vuelta atrás.

A partir de ahí un torrente de descubrimientos: los compilados del Klub Skatalítico Vallecano, el zulo de Street Style en el metro de Estrecho, los cajones de Del Sur, el mercadillo mensual de la C/Seco, la galleta naranja de la Trojan, el timo de Unicorn Records, los viajes de fin de semana para experimentar la acción...

Aquello duró muchos años más. Temporadas dedicadas al reggae y el soul, épocas de compromiso cuasi enfermizo a traves de innumerables fanzines, días de flirteos peligrosos corriendo delante y detrás, meses buscando una Brutus original que finalmente nunca conseguí. Pasión, belleza y amor por la VIDA REAL. Felicidad.

Un día, como por arte de magia, dejas de coger el Cercanías para ir a Guadalajara, ya no subes al Yé-Yé y los weekends de tendencia tradicional de Barcelona y alrededores dejan de despertar interés. Haces caso omiso a las cartas que llegan desde Italia y Dinamarca, dejas de intercambiar cassettes de bandas locales y entran ciertos calambres al escuchar sonidos que anteriormente parecían no existir.

Así, sin más, aparcas los 7" de la maleta favorita y te apartas a un lado notando que ya has aprendido todo lo que en su día querías aprender. El pelo empieza a ser más largo.

El inicio en la militancia fue tan inesperado como el final; un final que, en cualquier caso, significó un punto y seguido, algo así como un paso de nivel o un cambio de expectativas.

Un final, en definitiva, inexistente, porque cuando has descubierto tantos secretos ya no puedes borrarlos de tu mente.

Imagen extraída de la contraportada del número 14 del skazine barcelonés Fuentes Bien Informadas (1992).