miércoles, 15 de julio de 2009

TODO VA EN ETHERNET

14 de Julio: Reunión con los de radares.

Llego al trabajo, miro el correo, unas risas, imprimo los documentos que creo necesitar para defenderme en la runión y me pongo a pensar en el Yé-Yé de este año. Me lo pierdo fijo. Si o si.

Y me voy al otro pueblo, donde está el edificio inteligente, donde están los de radares. Y me voy con desazón. Me voy con un pequeño malestar en la tripa. Llevo pensando en la reunión desde ayer. ¿Qué coño me motiva a hacer todo esto?. Supongo que mi vida a cambio de la paga del día 28. Una paga mensual que me costea, por ejemplo, el peacoat burdeos que me hice unos meses atrás.Hoy voy de lunes. De lunes insufrible, aunque sea martes. Los pantalones grises del peor traje que tengo y una camisa horrible de manga corta de Milano.

Tengo dos camisas de Milano. Son dos camisas horrendas; de manga corta. Alguna vez me las he puesto con corbata y entonces ya es lo más. Cuando castigo al buen gusto con esa combinación me pongo en el papel de un puesto intermedio del Burger King o del Mercadona, de esos que acosan a sus empleados y meten mano a las mujeres de su curro. Es divertido, lo de ir vestido así. Al Burger King y al Mercadona que les den por culo.

Total, que llego al edificio inteligente y la lectora no lee mi badge. Como es inteligente, el edificio no necesita recepción, así que como no pasa nadie tengo que saltar por encima del torniquete en una difícil acrobacia. Cualquier tipo de salto o estiramiento de piernas lo considero una acrobacia.

"Joder, otra vez aquí", "Verás la que me espera", "En unos meses me piro de aquí, monto una brewery de cerveza y por el hilo musical no dejo de meter soul y ska".

Llego tarde, cinco minutos, ellos están relajados. Comienzo a hablar, a soltar mi speech de forma serena: Los Siete Hábitos de las Personas Altamente Eficientes. Vamos ahí, coño!. Me está quedando una bonita actuación hasta que me principal oponente me corta: "bueno, vamos a lo que de verdad importa". Y entonces mi capacidad de empatía se anula y empezamos a hablar de interfaces y de euros. Lo que de verdad importa.

Tengo una gran idea que se me ocurrió hace un par de años: colocar cámaras ocultas en todas las salas de reunión y con el material conseguido editar una película. Sería la mejor comedía jamás realizada. Es una idea cojonuda. Las reuniones son tronchantes. Son de risa, como el magret de pato y los mejillones de roca. De risa.

Basicamente, las reuniones consisten en soltar gilipolleces, y cuantas más, mejor. Si no dices tantas gilipolleces como el contertulio anterior entonces nadie te tomará realmente en serio. Y otra gran regla: tienes que saber de todo, como los periodistas de radio y televisión. Y tienes que hablar y soltar cualquier memez, aunque no signifique nada: "creo que está bien enfocado pero se podría dirigir mejor", "hay que ajustar los costes sin renunciar a la fiabilidad", "todos estamos interesados en llegar a buen puerto". Yo en las reuniones me parto de risa. Me troncho. Cuando se me empieza a notar miro mis zapatos, y si la risa empieza a ser insoportable me dedico a mirar los calcetines de los compañeros de sala. No falla.

En fin, termina la reunión. Mi oponente no me ha metido tanta caña como pensaba. He conseguido convencerle sobre la línea de desarrollo y diseño.

A la salida me vuelve a fallar el badge pero justo a mi lado pasa uno de esos tipos de trajes horrendos que pasa su tarjeta por el lector para que pueda salir del edificio inteligente. Y me voy a casa escuchando a Nicky Thomas.

Es 14 de Julio: reunión con los de radares.

domingo, 12 de julio de 2009

FOLCLORE

Justo al descender las escalerillas del infame avión, cuando pisas la pista de aterrizaje, te invade la humedad y el olor a vinagre. Zás!!.Ya está.

Intentas dirigirte a la Picadilly Line, a través de pasillos repletos de caras bobas y cuerpos torpes, que te recuerdan a cualquier tipo de insecto en un laboratorio. Te metes en el tubo y estás sobre-excitado, y después de catorce paradas llegas a Russell Square. Montones de papeles inundad los asientos: Metro, London Evening, Sports Today...

Duermes lo que puedes, quizá tres horas en total. Y mientras lo intentas te ries y te recuerdan que tu avión infame quizá no lo era tanto. Por la mañana haces la parada obligatoria de todos los años en un Tesco Express para comprar una de esas botellitas de leche sin las que no podrías sobrevivir en tus visitas a la gran ciudad.

Otra vez al underground, a la City Line, la línea que está pintada de color rosa, y tras una interminable travesía de sesenta minutos llegas a Upton Park. Te lo conoces de memoria: salir, girar a la izquierda, parar en el mercado musulmán para intentar descifrar la comida que allí se vende y continuar recto.

Ahí está el estadio. Ahhhhh!. El corazón se acelera. Otra vez excitado. Y no tienes ni puta idea de fútbol, ni siquiera conoces a más de dos jugadores, pero es el equipo de los Cock Sparrer, de los Cockney Rejects, de la clase trabajadora, del ESTILO. Ahora la tienda es más grande, y te compras la primera equipación y también la de visitante. Con la que tienes en Madrid eres el freak que más camisetas tienes en toda España. ¿O no?. Folclore.


Te paras en Whitechapel y caminas por la pequeña Islamabad que es Whitechapel Road. Te quedas asombrado. En la perpendicular te metes en Mumbay pero prefieres seguir hacía delante.

Eliges otra perpendicular para seguir callejeando. Eliges Dhaka, que es Brick Lane, y entonces te acuerdas que en tu última visita no te dió tiempo aunque te insistieron. Subes la calle entre olor a curry, frituras, aceite de coco y dulces apetitosos bañados en miel.No, no,...sigues en Londres. Te compras un precioso polo, entras en una tienda de discos y eliges: Lloyd Charmers, The Untouchables, The Beat, Tony Tribe, Secret Affair, Isley Brothers, The Maytones, Dandy Livingstone, The Who (si!, The Who!) y The Bodysnatchers. Te quedas con la mitad porque no aceptan tarjeta.

Luego Spitafields y Liverpool Station, y al ir a mandar un mensaje a la persona que te insistió en pasear por aquella zona recibes su llamada. Y entonces, justo entonces, es cuando sabes, cuando te das cuenta, que es allí dónde deberías vivir.

Por la noche un recorrido por Camdem Town: Stella Artois, Fosters, London Pride, Olympia, alguna IPA, y otra vez a comenzar de nuevo.

En el expreso a Brighton prefieres ir sólo, escuchando un compilado que has preparado para la ocasión. Uffff!!!. Statuto, The Jam, Brighton 64, Los Granadians, Sex Museum, Pete Miller, The Madd, The Prisoners, La Ruta, Sham 69, Sema-4, Jackie Mittoo, The Vandellas, Byron Lee, y otros cuantos más.All aboard!!, que dirían los Pyramids.


La boda, allí en el Benidorm del sur de Inglaterra, se convierte en caos, surrealismo, que es lo que más te gusta. Y después de otros cuantos recorridos empezando por Stella y terminando por Jameson, te vas al hotel sin enterarte demasiado bien de la guinda.

Sin apenas dormir te encuentras tumbado sobre los guijarros tomando un té con leche en vaso de plástico. El día se te hace largo, pero de café en café, por el paseo marítimo, escuchas The Specials, Steve Winwood, The Funk Brothers, The Selecter, ska de la tercera ola. Eso sólo puede pasar allí. Y ves a tipos que en pleno verano llevan parkas, y a otros montados en lambrettas, y es el delirio.

Vuelta a Londres. Mejor que lleves una botellita de agua de una libra. Ahora el que tiene el cuerpo torpe eres tú. Y piensas en llegar, en relajarte y en escuchar el single que el día anterior te compraste en la playa: na, naaa, na, na, ni, niiii.

El avión despega, demasiadas imágenes para cuatro días, las obsesiones otra vez a flor de piel, las ganas de acción vuelven a dominarte. Y no pides cerveza en la comida porque ya has tenido suficiente, porque te has dejado llevar en los lugares más preciosos que existen. Llegaste a la cima y ahora toca descender, pero eso mejor hazlo poco a poco.

Y gritas desde la Dr.Martens stand: Come On West Ham!!. Folclore.

Fotos tomadas entre el 25 y 29 de Junio de 2.009